He aprendido…

«He aprendido que puedes descubrir mucho acerca de una persona si te fijas en cómo se enfrenta a estas tres cosas: perder el equipaje, un día de lluvia y una ristra enredada de luces de Navidad.»
MAYA ANGELOU

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Guardar en el corazón.

«Guarda en tu interior mis palabras. Yo sé que tu corazón no olvida».

Ciencia 0-3. Laboratorios de ciencias en la Escuela Infantil. Grao.

 

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… sólo…

«Sólo un corazón agradecido puede aprender» (A.Olvera)

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…algo sobre pedagogía sistémica…

«Querría decir algo sobre la relación de padres y maestros. Primero van los padres, después los niños y después los maestros, éste es el orden. Los padres confían los niños a los maestros y éstos representan a los padres ante los niños. Sólo pueden hacerlo si los padres tienen un lugar en sus corazones. Cualquier maestro que se considere mejor que los padres ya ha perdido ( a su alumno)» Bert Hellinger

https://www.youtube.com/watch?v=4hCtoRPej6s

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«Por arte de birlibirloque»

Ayer se lo escuché a un mago…

… Juan Ramón Jimenez escribió una vez: “La Luna asombra mi vida como si fuera una ilusión”…

https://www.youtube.com/watch?v=OJZdNrEKoK8

https://www.youtube.com/watch?v=GK-k1GLWGX

 

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Lobito bueno.

Siempre será tu canción pequeñita mía… Te quiero con todo mi corazón Aitana.
EL LOBITO BUENO
(José Agustín Goytisolo)
Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.
Y había también
un príncipe malo,
una bruja hermosa
y un pirata honrado.
Todas estas cosas
había una vez.
Cuando yo soñaba
un mundo al revés.
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El pequeño equipo…

“En una sociedad basada en el éxito, el beneficio y el ganar, ¿hemos reflexionado sobre la importancia y el valor pedagógico de “perder”? Perder el tiempo, perder una partida, perder un tren, perder un objeto, perder una cita, perder a alguien, perder y basta…¡perder!” (La pedagogía del caracol, Ed. Graó) .Extraído de la revista «Crecer en familia»

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La Semilla.

Enseñarás a volar…
pero no volarán tu vuelo.

Enseñarás a soñar…
pero no soñarán tus sueños.

Enseñarás a vivir…
pero no vivirán tu vida.

Enseñarás a cantar…
pero no cantarán tu canción.

Enseñarás a pensar…
pero no pensarán como tú.

Pero sabrás
que cada vez que ellos vuelen, sueñen,
vivan, canten y piensen…

¡Estará en ellos la semilla
del camino enseñado y aprendido!

M. Teresa de Calcuta

…a través de Cuento de luz,

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Catherine l’Ecuyer: Educar en el asombro.

“Matar la imaginación, el asombro y la creatividad de un niño para inculcarle cuanto antes y contra su naturaleza una actitud razonable es típico de una sociedad fría, cínica y calculadora. Hacemos a los niños a nuestra medida. El niño es un adulto pequeñito”, dice Catherine l’Ecuyer en la entrevista que recomendamos hoy.

“¿Por qué no llueve hacia arriba?”, me preguntó mi hijo.

Qué tierno.

En realidad no buscaba una respuesta, es la manera que tienen los niños de admirarse ante una realidad que es pero que podría no haber sido. El asombro es el motor de la motivación del niño. Chesterton decía…

 

Un sabio.

“En cada niño todas las cosas del mundo son hechas de nuevo y el universo se pone de nuevo a prueba”. Un niño ve por primera vez el cielo, y estrena el cielo. Crece maravillado por lo que le rodea. Si te fijas, de camino al cole las madres tiran de los niños, sólo las abuelas caminan junto a ellos.

Una observación de la que aprender.

Los niños se paran maravillados porque han visto algo que brilla en el suelo…, y las madres dicen: “¡Deja esa porquería!”.

¿Qué hacemos?, ¿llegar tarde al cole?

Lo que sea menos chafar su asombro. El asombro es el deseo de conocimiento, es no dar el mundo por supuesto, por eso debemos educar en el asombro.

¿Y cómo se hace?

El asombro requiere libertad interior. Según Tomás de Aquino, hay dos fases en el conocimiento: la primera es el descubrimiento y la invención, y la segunda, la disciplina y el aprendizaje. Hemos invertido el orden: en las escuelas se aprende de fuera hacia dentro, no de dentro hacia fuera.

El afuera es invasivo.

Sufrimos el síndrome de la sobreestimulación debido a unos cuantos experimentos con ratas: pusieron unas ratas en una jaula oscura y otras en un laberinto con ruedas y rampas. Las segundas resolvían mejor los problemas. Así llegaron a la conclusión de que a más estímulos, más inteligencia.

Entre la carencia de estímulos y el exceso debe haber el punto medio.

Hoy los estudios relacionan la sobreestimulación con problemas de aprendizaje.

Estamos en la era de las pantallas.

Estamos creando niños saturados. Inocentes series infantiles tienen una media de 7,5 cambios abruptos de imagen por minuto. Cuando esos niños se enfrentan al ritmo de la vida real, todo les impacienta y aburre. Existen estudios que relacionan horas de televisión en la infancia con problemas de atención y trastorno del aprendizaje.

Hay que recuperar el silencio.

Las pantallas estridentes turban el único aprendizaje sostenible del niño: descubrir el mundo por sí mismo y a su ritmo. Einstein decía que la formula del éxito era el trabajo, más el juego, más el silencio. Nunca habíamos tenido tanta información y nunca habíamos aprendido tan poco.

Es una preocupación mundial.

El premio Nobel Herbert Simon decía que la información consume atención de quien la recibe. En consecuencia, una gran cantidad de información crea un empobrecimiento de la atención.

La multitarea es hoy habitual en niños.

Y ya sabemos que dividir la atención la merma. El niño sobreestimulado se convierte en un adolescente que lo ha visto y lo ha tenido todo, tiene el deseo bloqueado.

El sistema educativo tampoco ayuda.

Todos nacemos originales y morimos copias, decía Carl Jung. En lugar de sacar lo mejor de cada uno, el sistema educativo inculca. Y se amolda al supuesto “nuevo ritmo infantil” a base de pantallas. Sin embargo, los altos directivos de empresas tecnológicas de Silicon Valley mandan a sus hijos a un colegio de élite que hace bandera de no utilizar tecnología en las aulas.

¿Un nuevo esnobismo californiano?

Su argumento es que el ordenador impide el pensamiento crítico, y que ya tendrán tiempo de aprender y de gestionar esa herramienta. Hay que evitar que vean la vida como una pantalla en la que suceden cosas, procurar que descubran el sentido a través de la vida real, y respetar su ritmo.

Es lento.

Sí, desde nuestro punto de vista son como caracoles, y sin embargo ellos tienen la clave de la felicidad: vivir con intensidad y asombro cada momento presente. Eso es natural para los niños, no se lo robemos.

Será mi propósito para el 2013.

Si dejamos que vean y vivan cosas que no les corresponden, las etapas se aceleran. La edad de la infancia es la edad del juego, de la imaginación; si no la pasan de pequeños, serán adultos inmaduros.

El consumo, sus mensajes los atrapan.

El consumismo es la forma más letal y directa de matar el asombro de un niño. Cuando saturamos sus sentidos con todo lo que quiere no le dejamos desear las cosas, y así el niño empieza a dar el mundo por supuesto.

… A pensar que todo le es debido.

Sí, que las cosas, o peor, que las personas tienen que comportarse como él quiere, y sus caprichos se convierten en órdenes, y aparecen las pataletas y los enfados a consecuencia de la frustración que le provoca que la realidad no se amolde a lo que desea.

Eso da mucha pena.

Educar en el asombro es educar al niño en el agradecimiento por la vida, por la belleza y el misterio que le rodea.

Esta entrevista se publicó originalmente en La VanguardiaVentana nueva el 11 de enero de 2013.

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PARA SENTIRSE VIVO…

Comenzamos un nuevo año, tenemos por delante 365 días que se irán llenando con los proyectos, las rutinas, los deseos y los vaivenes de nuestra vida cotidiana.
Y acabamos de vivir una de las noches más especiales del año: la noche de Reyes.

Aún recuerdo con claridad los nervios, la ilusión e, incluso, la ligera preocupación que esta noche me producía en mi infancia,- ¿Habré sido lo bastante buena como para que me traigan lo que he pedido en mi carta?-. Nos íbamos a la cama llenos de expectación y no nos importaba madrugar el día 6 y correr hacía el salón para encontrar allí respuesta a nuestras peticiones.

Últimamente a menudo pido un deseo: que mi padre se mantenga en el precario equilibrio en el que vive, que no empeore. Llevamos algunos meses de tranquilidad, de disfrutar de las visitas, de encontrarle de buen humor y contento, de no dejarle –al irnos- con el corazón hechos miguitas.

Ayer, mientras pasábamos la tarde con él, le pregunté si tenía algún deseo, si había algo que quisiera o necesitara. Él se calló unos minutos y luego me dijo:
– Pediría más abrazos.

Me quedé sin saber que responder. A una velocidad vertiginosa pasaron por mi mente diversos pensamientos: ¿No se siente querido? ¿Le faltan muestras de cariño por nuestra parte? ¿Se sentirá solo?…

No necesité preguntarle, a continuación él respondió todas mis preguntas no formuladas.
– ¿Sabes? A medida que envejeces vas teniendo cada vez menos abrazos, los hijos crecen y ya no se refugian en tus brazos como cuando eran pequeños, y con los amigos no se mantienen esas muestras de afecto. Te vas quedando con los abrazos de tu pareja… hasta que te quedas solo. Y entonces el vacío se nota aún más.

– Desde que Mamá no está echo mucho de menos su mano en la mía, ¡parezco un viejo tonto!… Yo sé, lo siento así, que me queréis, que os preocupáis por mi… pero me gustaría tener más abrazos de los que tengo.

No pude hacer otra cosa que agacharme a la altura de su silla de ruedas y darle un abrazo largo y emocionado.
Y de camino a casa fui pensando en lo real de sus palabras. Parece que cumplir años nos hace olvidar algunas cosas importantes: reírnos hasta que duele la tripa, soñar con mundos imaginados, jugar por el placer de jugar, expresar el cariño sin cortapisas, se nos olvida ¡en fin! el niño que todos llevamos dentro.

Y caí en la cuenta de que, en lo que se refiere a caricias, nuestra mascota recibe muchos más mimos y carantoñas de los que podamos hacerle a mi padre.

Crecer nos hace cambiar actitudes que no deberíamos perder. El mostrar el cariño sin vergüenza, el expresar el afecto sin pudor y sin “cortarnos”, el abrazar como abrazan los niños,- dejándose mecer en el calor de unos brazos queridos-, todo ello nos hace seguir unidos a la Vida, nos ayuda a sentirnos vivos.

Espero que, en esta próxima Noche de Reyes, sus Majestades me dejen un montón enorme de abrazos para repartir alrededor y, muy especialmente, para mi padre. Y lo mismo deseo para todos los que seguís este blog: ¡Muchos y felices abrazos!

PD: GRACIAS SISTER POR MANDARLO.

Fuente: http://www.hechosdehoy.com/lo-que-no-solo-un-enfermo-de-alzheimer-pediria-a-los-23617.htm

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